Categories:

La pandemia de la COVID-19 lanzó a empresas y consumidores a una espiral de cambios que, súbitamente, se hicieron indispensables, en lugar de opcionales.

Aunque el impacto de esos cambios en los mercados laborales sigue siendo tema de discusión, ahora que la humanidad puede pensar en una fase post-pandémica, surgen interrogantes sobre las lecciones aprendidas y los fenómenos que, en lugar de regresar a como eran antes, se quedarán así, y punto.

Uno de los primeros, por necesidad, es el de la presencialidad. Con el avance de las cifras de vacunación, y a medida que se flexibilizan medidas como el uso de tapabocas y el distanciamiento social, muchas empresas se preguntan si no será hora de traer de vuelta a sus empleados a oficinas y espacios de trabajo.

Al mismo tiempo, enfrentados a indicadores que sugieren que la productividad de ciertos sectores no solo se mantuvo, sino que aumentó, hay sectores que no dudan en preguntarse si el retorno es, de verdad, necesario.

La realidad demostró que, a pesar de los desafíos iniciales, la virtualidad ofreció muy reales ahorros en tiempos y gastos de desplazamiento y que plataformas como Zoom, o Teams, aunque vilipendiadas, lograron mantener interacciones productivas y organizadas.

Para el Gobierno Nacional, la presencialidad es pieza fundamental de la reactivación económica y parte clave de su política económica, por lo que se harán esfuerzos para promoverla. Con todo, los expertos esperan que la semipresencialidad sea la nueva norma y cada vez más empresas asuman una proporción de trabajo remoto de entre el 25 y el 50 por ciento del tiempo.

Pero la cosa debe ir mucho más allá de si la gente va o no a la oficina. La tecnología que permitió virtualizar muchos procesos no tiene por qué dejar de apoyarlos. Es de esperar que las empresas adopten cada vez herramientas de cómputo y de inteligencia artificial para guiar la toma de decisiones.

De la selección de personal al flujo de recursos, la infraestructura digital disponible ofrece la posibilidad de crear una fuerza laboral con horarios de trabajo asincrónicos, más protegida frente a cargas excesivas y, a la larga, más productiva.

Así las cosas, es probable que el trabajo remoto y las reuniones virtuales continúen en el futuro más inmediato, si bien su frecuencia probablemente se reduzca. Las empresas se están preparando para este escenario híbrido y para las posibilidades que plantea.

Comments are closed