Un dato poco conocido acerca de los superyates es que son superdañinos para el medio ambiente.
Énfasis en SUPER.
La cosa es así: Según cifras de un estudio de la Universidad de Indiana, cada superyate, entendido como una embarcación privada de gran eslora y suntuosas características de diseño, tiene un impacto desproporcionadamente negativo en el planeta.
Uno solo, con tripulación permanente, una embarcación ‘satélite’ para abordar y desembarcar, un helipuerto, motos acuáticas o submarinos recreacionales, sauna y piscina, emite más de 7.000 toneladas de CO2 al año.
Si se multiplica eso por 300, que es la cantidad aproximada de superyates con esas características en todo el mundo, nos hallamos con más de 2 millones de toneladas de CO2, lo que representa más que las emisiones anuales individuales de aproximadamente un 25 por ciento de los países del mundo.
La industria ha coqueteado con sistemas híbridos y diesel/eléctricos y ha buscado impulsar una gama ‘ecológica’ llamada E Motion con motores más eficientes y con una reducción significativa de las emisiones.
Es ahí donde pretende ubicarse Earth 300, a la vez un superyate de lujo, un laboratorio flotante, un club de superestrellas… y un proyecto IMPOSIBLE de construir con la tecnología disponible en el mercado de hoy.
Todo, dicen sus creadores, servirá el propósito de unir a los más ricos y talentosos en torno a la causa común de alertar sobre los peligros del cambio climático y hallar una forma de resolverlo.

Una computadora flotante
Lo primer que debe saber de este barco es que en realidad es dos barcos.
La popa es una plataforma de tecnología extrema potenciada por un computador cuántico que estará, dicen los promotores de esta locura, dedicada a la innovación y la investigación de avanzada.
Los últimos avances en IA, IoT y robótica estarán a disposición quienes trabajen en 22 laboratorios de última generación, alojados en la Science Sphere, probablemente el rasgo más visualmente distintivo del yate.
La proa estará ocupada por camarotes de lujo, capaces de competir con las suites más exclusivas de cualquier hotel, a la que desde ahora están invitadas personalidades mundiales como Bono, Michelle Obama y Greta Thurnberg.
Pero no hay que ser uberfamoso para navegar en este uberyate, porque el proyecto es llevar a codearse con esas celebridades a científicos, estudiantes, ciudadanos privados y líderes mundiales con ideas capaces de entusiasmarlos y sumarlos a sus esfuerzos. A unos y otros los cerebros del Earth 300 los llaman VIP, ‘Very Inspiring People’.
Por supuesto, si uno espera que Malala y Angelina Jolie se suban a su superyate, no puede dejar que vean una mancha de petróleo saliendo del casco, ¿verdad? Por ese motivo, los promotores del proyecto contemplan que el único camino es que se impulse por energía atómica.
Earth 300 está trabajando con Core-Power para explorar cómo la tecnología del Reactor de Sal Fundida (RSF, o MSR por sus siglas en inglés) podría reemplazar los bidones de petróleo y las turbinas de gas. Un MSR a bordo significaría que la embarcación podría realizar investigaciones con cero emisiones y sin el riesgo de contaminación del agua por derrames de petróleo.
De nuevo, suena como una locura, porque la MSR no es una tecnología que se pueda ir a comprar en un centro comercial, pero eso no quiere decir que, de adquirirla, este fuera el primer buque de propulsión nuclear del mundo.
Hay docenas, cientos, en realidad de reactores nucleares en barcos y submarinos militares e incluso algunos barcos comerciales como los rompehielos del Ártico hacen uso del poder del átomo. Eso sí, sería el primer barco propulsado por MSR y el primer barco nuclear civil fuera de Rusia durante muchas décadas.
Tampoco se puede comprar en K-tronix el mencionado computador cuántico, una tecnología tan avanzada que solo trabajan en ella colosos del tamaño de Google o IBM.
Se espera que los computadores cuánticos resuelvan problemas que son intratables para el actual procesamiento de información. La computación cuántica puede ejecutar nuevos tipos de algoritmos para procesar información en volúmenes tan extremadamente grandes que se espera que mande a la prehistoria campos como la simulación de materiales, la criptología y el aprendizaje automático.
Un viaje millonario
La población a bordo de esta nave sería, también, impresionante: Se estima que tenga capacidad parar albergar a 425 personas, de las que 165 serían tripulantes y 160 científicos.
A ellos se suman 20 estudiantes y 20 ‘residentes’ o expertos en campos muy específicos. Las 20 suites restantes serían para los invitados VIP. Es posible alquilar una de estas suites, a un costo de 1 millón de dólares por persona.
El Earth 300 está tan adelantado a las posibilidades de nuestro tiempo que muchos dudan que llegue el día en que lo veamos, efectivamente, en el agua. La empresa que lo ideó dice que el diseño preliminar está listo y aprobado y la ingeniería naval preliminar, completa. Los informes en los medios sugieren una fecha de lanzamiento tan pronto como 2025.
Pero una cosa es la mesa de dibujo y oytras las aguas internacionales. Concretar este sueño va a requerir superar muchos obstáculos tecnológicos y normativos.
Eso y mucho dinero. Entre tantas preguntas aún sin respuesta es quién va a poner el dinero para construir esta computadora flotante.
La otra, quizás la más importante, es POR QUÉ.
La noción de que toda esta inversión y toda esta tecnología se haga para “tocar las alarmas sobre el peligro del cambio climático y para inspirar la imaginación ética y ecológica” resuena, si me permiten, un tanto ingenua. La mezcla de 20 mil Leguas de Viaje Submarino con Estación Espacial Internacional con el yate de Lex Luthor inspira, con todo derecho, desconfianza. Muchos no dudan en descartarlo como un Vanity Project más propicio para las fotos de Instagram que para los cambios en la conciencia global.
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