
Antes de que todos tuviéramos que quedarnos en casa para salvar vidas, antes de que media humanidad se resguardara del exterior, muchos hablaban de lo que había sido el fin de la interacción humana o de la socialización de las personas con otras personas, reales.
«Que la tecnología no te separe de los que más quieres», aconsejaban algunos, y aunque indudablemente la llegada de internet a la telefonía móvil marcó un antes y un después en la socialización del ser humano, también ha sido nuestra salvación en medio de la pandemia.
Se ha hablado tanto de las consecuencias enormes en términos de vidas humanas perdidas que ha dejado el Covid-19 desde que apareció en China, que pareciera no haber nada positivo en medio de esta crisis de la que muy pocos se han salvado.
Sin embargo, si algo positivo nos ha dejado todo este caos, es que podemos atravesar mejor estos tiempos difíciles gracias a la tecnología.
Y el impacto es tan importante que sin la tecnología que hoy tenemos disponible, la economía mundial hoy estaría hecha cenizas.
Sin internet, el teletrabajo sería una utopía y el confinamiento pasaría a ser un simple encierro en medio de miles y miles de trabajos perdidos, de compañías sumidas en la quiebra y de medios de comunicación sin nada que comunicar.
Sin ir tan lejos y salir de nuestras fronteras -ya que están cerradas- podemos hablar de la pelea que muchos han dado en sus empresas por el teletrabajo.
En un país donde la llamada “hora-nalga” ha sido la reina de los contratos, donde muchos aún debemos poner la huella al entrar a la oficina para marcar tarjeta, como se hacía en épocas de antaño, la cuarentena ha abierto los ojos de muchos empresarios.
Hoy, por lo menos, ya tienen certeza de que los empleados sí pueden trabajar desde la casa (así sea con el pantalón de la pijama puesto) y cumplir las metas o los KPIs establecidos sin que esto represente un riesgo para su estabilidad.
Pero ojo: el teletrabajo -o el home office para que suene más chévere- no tiene por qué limitarse solo a épocas pandémicas.
De hecho, las gigantes tecnológicas son las que nos han enseñado que a los trabajadores se les evalúa por indicadores cumplidos, optimizando su tiempo y brindando lugares de trabajo óptimos para el disfrute de la vida (sí, Google sí es tan chévere como lo pintan), pero además entendiendo que desde casa el trabajo se puede hacer igual o mejor.
Y se ha logrado, en parte, porque son multinacionales que tienen empleados alrededor del mundo y que finalmente deben comunicarse por medio de la tecnología.
Pero, queridas empresas colombianas y latinoamericanas: que la pandemia sea el call to action para empezar a digitalizarse, no solamente para que los empleados puedan chatear en la intranet corporativa, sino porque en medio de las crisis, pueden ser ustedes quienes se mantengan a flote y salven la economía del país.
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