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Autónomo, altamente interactivo y por entero programable: MarsCat es la respuesta tecnológica para todos los amantes de los felinos, sin algunas de las complicaciones asociadas.

Basta un vistazo para entender que MarsCat se propone ser la versión felina de Aibo, el perro robótico de Sony, que tras su iteración a comienzos de siglo se ganó el título del producto más sofisticado que se haya ofrecido a los consumidores del mercado en materia de robots hasta que la empresa lo descontinuó en 2006.

Recientemente, Aibo (palabra japonesa que significa «compañero») hizo un retorno triunfal con una versión con funciones en nube, que se comercializa por alrededor de 2.800 dólares.

Ahora es el turno de los gatos. Desarrollado por la empresa china Elephant Robotics, el MarsCat se mueve de forma autónoma por la casa de su dueño utilizando 16 articulaciones motorizadas.

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Y todo por 700 dólares, una fracción del costo del perro japonés.

Claro, es un proyecto de Kickstarter y eso plantea riesgos pero, al menos, sabe usted que el gato no aparecerá algún día con un pájaro muerto, que no hará destrozos en la sala y, con toda certeza, que no se le va a morir.

La mayor parte del tiempo, MarsCat se limita a caminar por la casa, haciendo uso de una autonomía de alrededor de seis horas. Durante ese tiempo, alterna de manera aleatoria actividades como jugar, dormir e incluso ‘enterrar’ residuos reales o imaginarios.

La propuesta de este robot es la interactividad: Como dispone de una cámara integrada en su nariz, sensores de profundidad y una red de sensores de contacto, así como un micrófono, tiene la capacidad de examinar su entorno y de ver y oír a su amo humano y ‘decidir’ qué hacer con esa información mediante un microprocesador Raspberry Pi.

Por ejemplo, si ve un obstáculo puede esquivarlo, y si ve un juguete tirado en el piso puede reconocerlo como ‘suyo’ y jugar. La contraparte de esta capacidad es que si se acerca a jugar y usted se limita a saludarlo, puede pasar las próximas dos horas ignorándolo, a menos que usted lo acaricie para ponerlo ‘feliz’.

Suena trivial, pero estas capacidades son vitales en el desarrollo de la inevitable tecnología que permitirá a los robots interactuar con los humanos de manera habitual y a los humanos generar relaciones de aprecio e incluso afecto con sus robots.

Es por este motivo que la compañía china Elephant Robotics, responsable de la campaña en Kickstarter que lo ha hecho posible, asegura que con el tiempo cada MarsCat desarrollará su propia personalidad.

Así que no se extrañe si termina por tener un favorito en el hogar, o si termina siendo más perezoso o tímido de lo que usted quisiera. Como con las mascotas reales, hay un proceso de entrenamiento y al final usted cosecha lo que siembra.

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