Categories:

Esa es la descripción que hace en Star Wars Obi-Wan Kenobi, cuando le entrega a Luke Skywalker el que fuera el lightsaber de su padre.

Qué duda cabe: el caballero jedi de la antigua República Galáctica tiene razón.

En español, se popularizó la traducción ‘espada láser’, que sin duda es sonora pero en últimas resulta inadecuada, porque el láser no tiene nada que ver. Según la definición más sencilla (útil si por azar o falta de sensibilidad a la Fuerza usted nunca ha visto Star Wars) se trata de un arma similar a una espada pero en la que la hoja es remplazada por energía.

El resultado es una espada con una empuñadura metálica de forma y tamaño similar a una linterna, de la que brota un haz de luz de algo más de un metro capaz de cortar cualquier cosa, incluyendo manos y villanos arrogantes en tronos de utilería y que al chocar con otro no se cruza, sino que impacta con un satisfactorio y a estas alturas icónico sonido. Están disponibles en toda clase de colores, del azul al verde y al rojo y al púrpura.

Esta definición debería bastar para deducir que probablemente nunca veamos un sable de luz en la vida real, porque aunque elegante, como dijo Kenobi, e innegablemente cool, su construcción plantea el pequeño inconveniente de desafiar las leyes de la física. De ellas se desprende que, como la luz no tiene masa, no podría empuñarse para un combate cuerpo a cuerpo. Así como no son en rigor espadas ‘láser’, tampoco son en realidad sables ‘de luz’.

⬆️ «I am a jedi, like my father before me»

¿Entonces? Lo que emana de estas armas -o lo que lo haría si existieran- es un haz de plasma (el cuarto estado de la materia, similar al gas, pero capaz de formar estructuras como capas o filamentos). Una de las características del plasma es que es capaz de mantener una carga eléctrica, por lo que en teoría -todo es teoría en esta nota- podría contenérsele mediante un campo magnético.

Pero no existe una fuente portátil de energía capaz de mantener un haz continuo de plasma (por no hablar del campo magnético para controlarlo). Si la hubiera, sin duda no cabría en la empuñadura de una espada y si cupiera, la calentaría al punto de fundirla, así que olvídese de sostenerla en la mano.

Si fuéramos a estimar la energía que tendrían que almacenar (a quién engañamos, claro que alguien ya la calculó y lo puso en Internet), hablamos de baterías de alrededor de 20 megavatios. Para efectos de comparación, la hidroeléctrica de Hidroituango se propone alcanzar, cuando esté funcionando, una potencia instalada de 2.400 megavatios.

⬆️ Use the Force, perhaps?

En otras palabras, una espada láser bastaría para dar energía a 15.000 viviendas durante un año.

Otro reto está en la cualidad luminosa de la espada láser. Para que brille, como en las películas, una cantidad de energía, así fuera infinitesimal, debería poder ‘escapar’ del contenedor. No hay un campo magnético conocido con esas características.

En este punto, es posible que se falle al buscar los principios de las espadas láser en la ingeniería. Es bien sabido que pocos pueden empuñar una de estas armas, pore no hablar de usarlas en combate con destreza. Si el secreto de esta tecnología está en controlar un enorme poder, tan enorme que de otra manera resultaría peligroso, es probable que el truco esté, como tantas otras cosas en esa galaxia muy, muy lejana, en el papel que juega el uso de la Fuerza.

Comments are closed