Categories:

Spoiler Alert: Es ASOMBROSO.

No deje que lo distraigan las once nominaciones al premio de la Academia, porque esta película es también un logro tecnológico.

Lo sé, hemos sido lastimados antes. El CGI es una amante inconstante, que lo mismo nos da a Samuel L. Jackson en Captain Marvel como a Will Smith en Gemini Man.

Lo primero que hay que considerar es que, aunque se persiga el mismo fin, la tecnología usada en cada caso puede variar de manera considerable. Por ejemplo, en Gemini Man, el director Ang Lee optó por crear un personaje digital completo, una réplica de Will Smith, en lugar de usar efectos como los que empleó Marvel en Ant-Man o en Civil War.

El de The Irishman es un reto como pocos, porque no se trata de traer de vuelta a la joven princesa Leia en una escena, sino de seguir a un personaje -al protagonista, nada menos- a través de varias décadas. Si bien hay que confesar que al comienzo distrae, es igualmente verdad que veinte minutos después de su inicio, la historia atrapa y ya no vuelve uno a pensar en la tecnología que le quitó 40 años de encima a De Niro.


El determinante de este proceso fue el propio Scorsese, que desde el primer momento se lo dijo a Netflix. La cinta es un pulso entre Robert De Niro, Al Pacino y Joe Pesci y son ellos los que deben habitar toda la trama. Si un flashback ocurre treinta o cuarenta años atrás, bueno, necesitamos que los actores luzcan treinta o cuarenta años más joven. Decidido a hacer historia con la obra maestra de un director legendario, el estudio accedió a pagar por los efectos, y por eso es que esta cinta, que no tiene invasiones extraterrestres ni robots en forma de autos, costó la medio tontada de 160 millones de dólares.

El asunto es que el dinero manda y el producto final habla por sí solo. Scorsese no solo obtuvo los personajes jóvenes que buscaba, sino que logró hacerlo con una técnica que no requirió la tradicional captura de movimiento, que emplea un casco con cámaras y sensores, que es el secreto detrás de películas como Avatar y Avengers: Endgame.

¿Se imagina a Robert De Niro con uno de esos cascos? Bueno, el actor tampoco, y su negativa abrió las puertas al desarrollo de esta nueva técnica que se parece más al deepfake que al motion capture tradicional. Como se trataba de hacer algo que nunca antes se había hecho, la producción llamó, cómo no, a Industrial Light and Magic (ILM).

De Niro rejuvenecido en el tráiler de El irlandés.
⬆️ Yeah, I’m talking to you.

ILM logró lo imposible: una técnica de captura sin sensores ni cámaras y que, sobre todo, no requería sobreiluminar la escena, algo que no importa si se va a construir un mundo extraterrestre con CGI pero que sería desastroso en escenas meticulosamente iluminadas como las de la filmografía de Scorsese. Para eso se emplean tres cámaras: una para registrar la acción en sí y dos para captar cada detalle de la interpretación de los actores y suministrar la información al equipo de efectos visuales.

El resultado no es perfecto. No aún. Pero sin duda es prometedor. ¿Y quiere saber qué promete? Imagine que Indiana Jones 5 esté protagonizada por Harrison Ford pero ocurra antes y no después de Raiders of the Lost Ark. Imagine Back to the Future 4 con Michael J. Fox de vuelta en el papel de Marty McFly. ¿No es suficiente? ¿Qué tal una nueva cinta de Superman protagonizada por Christopher Reeve?

No digo que sea buena idea. Digo que pronto será posible.

The Irishman se estrena este 21 de noviembre en algunos cines y el 27 de noviembre llega a la plataforma de Netflix.

Comments are closed